sábado, 2 de agosto de 2014

Venganza en la sangre-octava parte-

Capítulo veintitrés

SANDRA


El tiempo no pasa. Sólo quiero que acabe hoy para poder irme a casa y enseñarle a David lo que tengo. Él sabrá lo que hay que hacer.

Por fin, es la hora de irse.

Me cambio los zapatos y me voy a casa andando como todos los días. Al llegar pongo la llave en la cerradura y veo que no está echada. Abro la puerta suavemente y oigo música de fondo. Será David, habrá llegado antes que yo.

-Hola David
-Cariño- y viene rápido hacia mí  para darme un beso.

Cuando conseguimos separarnos, me mira de arriba abajo y sonríe.

-Bueno qué es eso que tienes.
-¿Quieres verlo ya?
-Sí, por favor.
-Toma

Le entrego la tarjeta de memoria, la mira y va hacia el portátil. La mete y esperamos hasta que se pone en funcionamiento. Veo su expresión. Su rostro se vuelve rojo, aparta la mirada. Se levanta y sale a la terraza. Yo voy tras él.

-¿Qué te pasa?
-Me avergüenzo de lo que veo.
-No tienes que avergonzarte. Por favor David, mírame. ¿Es suficiente para que deje de chantajearte?
-Es un original o una copia.
-Es una copia, el pen original lo tiene en una caja fuerte del despacho. Vi cómo lo sacaba.
-Entonces esto no tiene valor.
-¿Por qué?
-Porque sigue teniendo el original. Se trata de coger el original y destruirlo.
-Eso va a ser complicado.
-Ya lo sé, ¿osea que está en una caja fuerte? Habrá que pensar cómo abrirla o cómo hacer que la abra él.

Empiezo a andar, eso es lo que hacen en las películas cuando la gente piensa, pero a mí no parece que me funcione.

Miro a David, también está pensativo. Se va a la mesa del comedor. Coge un folio y un boli. Está anotando algo,  repiquetea el papel con la punta del boli. Se lo mete en la boca. Tacha algo, vuelve a escribir.

-¿Qué haces?
-Estoy apuntando ideas, quiero ver lo que le cuento a mi tío. A ver si a él o a José Antonio se les ocurre algo.
-Se me ha ocurrido algo.
-Dime, soy todo oídos.
-A ver David, ¿qué te parece si hacemos como si hubiera fuego para sacar a la gente de la tienda?. Yo sabría que no es verdad y me quedaría dentro y abriría la caja fuerte, me quedaría escondida porque seguro que Eduardo entra para sacar lo de la caja fuerte y entonces aprovecho para cogerlo.
-La idea no está mal pero Eduardo no se va a dejar engañar. Si efectivamente abre la caja fuerte, no se va a despistar y dejarla abierta para que cojas lo que quieras.
-¿Y si le robo mientras lo tenga encima?
-No te va a dejar, estoy seguro que ya no se fía de ti. Te estará vigilando.
-¿Y si averiguo la combinación?
-Eso sería perfecto pero lo veo imposible. La tendrá memorizada.
-Sí, cuando la ha abierto, no ha mirado nada. Lo lógico es que sea un número personal del tipo cumpleaños y eso.
-No, Eduardo es muy cuidadoso, lo tiene todo controlado, no es un número como un cumpleaños, tiene que ser un número importante, que represente algo para él.

Y los dos al unísono decimos.

-La fecha del incendio.
-Sí, la fecha del incendio, es lo más lógico. Mañana se lo comentaré a mi tío. A lo mejor te toca ser de nuevo James Bond, cariño.
-Ja,ja, querrás decir Jaimita Bond, querido, que yo soy una mujer.
-Pues ven aquí y demuéstralo.
-No me lo digas dos veces que ya me conoces.
-Precisamente por eso te lo digo, porque te conozco.

Y voy hacia sus brazos abiertos, me llena de besos apasionados y nos vamos cayéndonos hacia el sofá donde vivimos unas horas locas de pasión.

DAVID

-Vale tío, es lo que hay, ¿qué te parece?
-Es una idea, y si no tenemos más, habrá que ver hasta donde nos lleva. Sandra se va a poner en peligro, ¿lo sabes, verdad?
-Sí, ya lo sé, lo hemos hablado pero ella quiere hacerlo.
-Pues por mí, o.k.

Me marcho del despacho de mi tío pensando en Sandra. Debe quererme mucho para ponerse así en peligro. Al final decidimos hacerlo porque Eduardo no pasa mucho tiempo en la tienda y seguro que Sandra encuentra un momento en el que pueda ir al despacho para abrir la caja fuerte. Sólo esperamos que la fecha que hemos pensado sea la buena porque si no lo es, entonces no sé lo que haremos. Es fundamental que la clave sea esa. Hace tiempo que no me veo con Eduardo. Al fin y al cabo, Sandra ya sabe lo nuestro por lo que era ya estúpido seguir con el juego.  Quiero a esta mujer más que a mi vida. Se aproxima el plazo de los seis meses que nos dimos y quiero seguir junto a ella, de hecho, he pensado en pedirle matrimonio. Tengo muy claro que deseo permanecer al frente de la empresa, si todo lo de Eduardo se soluciona, será mi destino quedarme aquí. Me gusta la empresa, me gustan mis empleados, creo que lo hago bien, todo está marchando de una forma en la que yo al principio no creía pero con trabajo y colaboración de la gente, se está sacando adelante. Quiero quedarme aquí y quiero que sea con Sandra como mi esposa. Debo planificar muy detalladamente cómo se lo voy a pedir.

Capítulo veinticuatro

SANDRA

Bien pues ya está pensado. Tengo memorizada la clave de la fecha, ojalá sea esa porque si no es así, no sé qué voy a hacer. Deseo de todo corazón poder abrir la caja fuerte. De esta forma demostraré cuánto quiero a David y cuánto quiero que permanezcamos juntos.

Tras pasar unas pocas horas detrás del mostrador, aconsejando y vendiendo productos, le digo a Susi que me voy a tomar un café. Dentro de la tienda tenemos un pequeño office con microondas, nevera y cafetera. La verdad es que está bastante bien si no te da tiempo de ir a almorzar al bar ya que te permite traerte tu propio almuerzo. Yo con tal de poder tomarme un café a media mañana me conformo porque soy muy adicta a la cafeína. Hago como que me voy para el office pero me desvío y entro en el despacho de Eduardo. Menos mal que no hay nadie y no me encuentro con nadie de camino. Sigilosamente abro la puerta del despacho, abro sin problema. Voy hacia donde sé que está la caja fuerte y tras respirar profundamente varias veces e intentar tranquilizarme, tecleo la fecha del incendio de la casa de Eduardo en donde murieron sus padres y que fue el desencadenante de toda su venganza. Antes de girar el pomo, respiro de nuevo varias veces, lo giro y se abre. ¡No me lo puedo creer, qué suerte tengo! miro dentro y efectivamente ahí está el pen drive que Eduardo sacó el otro día para enseñarme. También veo cintas de vídeo y varios pasaportes. Los saco por curiosidad y los miro. Son todos de Eduardo, con su foto pero tienen distintos nombres y nacionalidades. ¿Debo llevármelos también? y los vídeos ¿Los cojo?.  Pues sí, puede que los use en nuestro beneficio, no sé lo que contienen pero si están en la caja fuerte, algo útil seguro.

Salgo del despacho no sin antes dejar la puerta de la caja fuerte cerrada y todo en su lugar.

Le comento a Susi que no me encuentro bien y que me voy a ir a casa. Que tengo una diarrea de caballo y no puedo estar hoy en la tienda. Me entiende y desea que me mejore. Me despido de ella.  Camino por la calle rápidamente. No quiero encontrarme con nadie y mucho menos con Eduardo, no podría mirarle a la cara si me cruzara con él. Cojo un taxi, la distancia hasta Ecotex es corta pero no me quiero arriesgar.
Llego al edificio y entro, subo hasta el despacho de David. Me encuentro con Berta.

-Buenos días Sandra, ¿te encuentras bien?. Estás pálida.
-Hola Berta, sí gracias. Estoy bien pero necesito ver a David inmediatamente. ¿Está en el despacho?
-Sí, está solo, puedes pasar.
-Gracias.

Toco en la puerta y la abro, veo a David sentado a la mesa y tecleando algo en el ordenador. Al oír que se abre la puerta levanta la vista y me ve. Su sonrisa le delata. Está feliz de verme. Se levanta de la mesa y viene a por mí, me da un beso suave pero pasional.

-¿Pasa algo? – me pregunta.
-Toma, míralo – le digo entregándole mi maxibolso.
-¿Es lo que creo que es?
-Es más de lo que crees que es.
-¿Qué?
-Tú míralo.
-Vale

Empieza a sacar las cosas de mi bolso. Menos mal que siempre llevo mi maxibolso y las va poniendo sobre su escritorio.

Saca el pen drive, tres vídeos en VHS y varios pasaportes. Lo primero que hace es mirar los pasaportes y luego mirarme a mí.

-No me lo puedo creer, esto es buenísimo. Esto demuestra que no es trigo limpio. Una persona normal no tiene cinco pasaportes con cinco identidades y cinco nacionalidades.

Coge el pen drive y lo mete en el ordenador. Empieza a ver lo que tiene. Efectivamente es la escena de la casa de Eduardo.

-Uf. Qué alivio. Espero que no tenga una copia. Los vídeos aquí no los podemos ver. No tengo un sistema que los soporte. Deben de estar hechos hace un puñado de años para estar en este tipo de formato. No sé por qué no los habrá pasado a digital. Voy a llamar a Juan Antonio para que se los lleve, que él tiene de todo, seguro que los podrá ver. Mi amor, eres la mejor. No sé lo que habría hecho sin ti, te quiero tanto

Y sin más viene de nuevo hacia mí y me coge por los aires, me da vueltas y cuando ya estoy mareada, me deposita en el suelo y me da un beso apasionado.

-Yo también te quiero David.

DAVID

-Vale Juan Antonio. Pásate y te los doy.
-¿Entonces qué vas a hacer? cuando Eduardo descubra que le faltan estas cosas, irá a buscarte- me dice Sandra
-Aunque venga a buscarme, simplemente con lo de los pasaportes tenemos suficiente como para hacerle chantaje o amenazarle de llevarlos a la policía. Tiene que dejarnos en paz. Hay que ver lo que hay en los vídeos. Estoy pensando a ver si van a ser los vídeos que hizo a los políticos y agentes de bolsa para que le dieran información privilegiada.
-Pues tienes razón David, podría ser. Podríamos entregárselo a los pobres chantajeados y así tampoco podría seguir intimidándoles.
-Sí, si es lo que pensamos, haremos eso. Juan Antonio viene de camino, no tardará así que en unas pocas horas sabremos todo. Podremos respirar y dedicarnos a lo que es realmente importante.
-Sí, lo realmente importante, Ecotex.
-Ecotex, tú y yo y mi madre que la tengo algo descuidada últimamente.

Nos quedamos los dos en mi oficina durante un rato hablando de proyectos de futuro, de las cosas que vamos a hacer cuando todo esto acabe. Le voy a proponer matrimonio. No hay nada más que Sandra pueda hacer para demostrarme su amor, lo tengo muy claro, ella es la mujer de mi vida. En cuanto se marche Juan Antonio con los vídeos me voy a ir a una joyería a por un anillo y así cuando todo esto acabe, le pediré que se case conmigo.

Oímos un toque en la puerta y entra Juan Antonio.

-Qué pronto has llegado, qué bien- le digo cogiendo los vídeos y los pasaportes que me ha traído Sandra. -Toma, esto es para que lo veas, ya me dirás, es todo lo que ha cogido Sandra de la caja fuerte de Eduardo.
-De acuerdo, me voy ahora mismo y ya te digo algo. Adiós Sandra, David.
-Adiós- decimos al unísono.
-Pues yo me voy a ir a casa, que estoy molida- dice Sandra – Ya te veo luego ahí ¿vale?
-Claro cariño, yo aún tengo un par de cosas que hacer así que luego nos vemos

Nos damos un largo beso y quedamos en vernos dentro de poco.

Espero unos minutos pacientemente y cuando creo que Sandra ya se habrá marchado del edificio, me voy. Le digo a Berta que ya no volveré hasta mañana y me voy a la joyería que hay a unas calles de Ecotex.

Estoy decidido, voy a hacerla mi mujer.

Capítulo veinticinco

SANDRA

No puedo creer que haya sido tan fácil. No me lo puedo creer. Ahora ya no sé si podré volver al trabajo o lo dejaré. Si lo dejo, será un poco sospechoso. Así que creo que lo mejor es acudir como si no hubiera pasado nada. Y si Eduardo comenta algo, lo negaré. A mí nadie me ha visto hacerlo y además ya no tengo las pruebas encima, con lo cual no puede demostrar nada. No podrá ir a la policía porque lo que guardaba en la caja fuerte era todo ilegal.

Pensando en estas cosas llego a casa. Me dispongo a meter la llave en la cerradura y veo que la puerta está abierta. Qué miedo, ¿habrá alguien dentro?.
Sigilosamente entro, intento no hacer ruido. Cierro la puerta detrás de mí y ZAS… lo último que veo es como alguien me tapa la boca y la nariz con un paño y lentamente se me van cerrando los ojos hasta que ya no veo más…….

DAVID

Estoy en la joyería. Tengo delante de mí dos anillos de compromiso, uno con un diamante talla baguette precioso y otro con un zafiro rodeado de diamantes pequeños, muy parecido al que le regaló el Príncipe Carlos a Diana en su compromiso. El diamante solo es muy original y bonito pero el zafiro es la piedra de Sandra.

-La verdad es que no sé cuál de los dos quedarme. Son preciosos. ¿Usted qué me aconseja?

-El de talla baguette es muy original, le aseguro que muy pocas personas lo tienen. Seguro que su novia le encanta.
-Creo que tiene Vd. Razón. Me lo voy a llevar.
-¿Sabe Ud. La talla?
-Sí, justamente traigo este anillo para que le tomen la medida.

Menos mal que he sido previsor y le cogí un anillo del joyero hace unos días. No se ha dado cuenta.

-Perfecto, me permite un momento por favor.

Le doy el anillo y lo pasa por un medidor, se toma nota y va hacia dentro de la tienda.

En ese momento, me suena el móvil, es un vídeo. ¿Quién será?

Mientras espero a que el dependiente de la joyería vuelva, lo abro y me quedo muerto, sí, la palabra es muerto.

El vídeo es de Sandra. Está inconsciente, amordazada y con las manos atadas. Está encima de un colchón, en un sitio oscuro. No se ve más, no hay audio.

Supongo que me habré quedado blanco ya que vuelve el dependiente de la tienda y me pregunta si estoy bien. Le digo que sí, pero actúo como un autómata. Le doy mi carnet y mi tarjeta de crédito. Efectúa la operación, me entrega el anillo y lo acompaña con unas bonitas palabras que no soy capaz de reproducir porque estoy sin respirar. Sólo me acuerdo de salir a la calle y tomar una bocanada de aire fresco. En esto recibo una llamada de teléfono.

Es Eduardo

-Bien David, habrás recibido mi vídeo. Ya sabes lo que quiero. Sandra a cambio de lo que me has robado- y cuelga

No soy capaz de reaccionar, no sé qué hacer. Esto no me lo esperaba.

Camino unos pasos, intento pensar, pensar, pensar, Juan Antonio, tengo que llamar a Juan Antonio.

Marco su número y me coge al segundo tono

-Escucha bien. Eduardo ha secuestrado a Sandra. Acabo de recibir un vídeo. ¿Qué podemos hacer?

-Joder, joder, joder, eso no me lo esperaba- dice Juan Antonio – Lo mejor es llamar a la policía, ellos se pueden encargar tanto de los vídeos como del secuestro. He visto lo que contienen, son grabaciones con cámara oculta del Diputado Peralada y de Jenaro Martínez de SánchezJuan del Ibex35. En ambos vídeos está manteniendo relaciones sexuales con ellos. Seguro que es material de chantaje.
-Pero si lo entregamos a la policía saldrá a la luz todo.
-No necesariamente, el pen drive con tu vídeo no hace falta que lo entreguemos. Nadie sabe de su existencia.
-Nadie menos Eduardo
-Pero con los otros vídeos y los pasaportes, la policía tiene más que suficiente para empapelarlo. Pueden ir a arrestarlo en cuanto les entregue el material.
-Pero si van a por él, ¿qué le pasará a Sandra?. No la puedo perder, ahora no que casi todo esto ya ha acabado.
-Le diremos a la policía que la tiene secuestrada a cambio de este material y ya ellos procederán como es debido. De verdad David, confía en mí, tengo muchos amigos en la policía y si soy yo el que se lo pide y denuncio lo que está pasando, tendrán cuidado. La policía es una buena decisión. Por nuestra cuenta no creo que consigamos nada.
-Bien, si crees que es lo mejor. Vamos lo dos juntos. Te espero en la comisaría del centro en 10 minutos.
-Allí estaré

Capítulo veintiséis

SANDRA

Me acabo de despertar. Está todo oscuro. Me duele todo el cuerpo. No puedo moverme. No recuerdo nada, sólo que la puerta de casa estaba abierta. Luego sólo recuerdo todo negro y despertarme aquí, atada y dolorida.

No sé lo que ha pasado. No me lo puedo creer, ¿Qué habré hecho yo?
Menuda tonta, lo que he hecho es colarme en un despacho, abrir una caja fuerte y robar unos documentos. Está claro que quién me ha hecho esto es Eduardo. Entonces ya lo sabrá David. Vendrá a por mí. No tengo ninguna duda.


DAVID

Estamos Juan Antonio y yo en la policía, hablando con un amigo policía de Juan Antonio que es detective de homicidios.

-¿Le habéis robado, directamente sin miramientos?
-Sí, pero es material con el que Eduardo hacía chantaje, cuando lo veas lo comprenderás Jesús- dice Juan Antonio.

-Pues echémosle un vistazo, venid conmigo

Nos vamos a una sala con un reproductor de VHS y vemos los vídeos. Yo no los he visto antes, sólo los ha visto Juan Antonio.

-Entonces me decís que este tal Eduardo ha estado haciendo chantaje a estos dos con estos vídeos y que ahora ha secuestrado a tu novia para que se los devolváis, ¿estoy en lo cierto?
-Sí- contesta Juan Antonio- mira el vídeo que le ha enviado a David-

Me pide el teléfono y se lo doy, se lo da a Jesús y éste ve el vídeo que me ha enviado Eduardo antes.

-Pues con todo esto podemos ir a por él. ¿Alguna idea de donde está?
-No, por eso hemos venido, para que la policía se encargue.
-Bien Juan Antonio, habéis hecho bien, nosotros nos encargamos. Vosotros quedaros aquí que tengo que ir a hablar con mi jefe. Ahora vuelvo.


Pues ese “ahora vuelo” se está convirtiendo en horas y más horas, llevamos por lo menso tres horas aquí metidos. Cada vez que preguntamos qué está pasando, nos dicen que están con ello, que no nos preocupemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario