Capítulo diecinueve
SANDRA
Dios, qué es
lo que me hace este hombre. Nunca se me hubiera ocurrido hacer esto. Pero me
pone tan a tono que no lo puedo evitar. Me excita muchísimo. Me voy a la ducha
y me preparo para ir a trabajar. Aún tenemos que desembalar algunas cajas e
introducir todo en el sistema.
Llego a la
tienda justo a tiempo. Me he quedado un poco más de lo necesario en la ducha.
La alcachofa de la ducha es un buen aliado cuando una está tan excitada como
yo. Dios, debo estar ovulando porque si no, no me explico este deseo tan grande
que tengo.
-Hola guapa,
¿has comido bien?
-Sí, gracias,
pero sola otra vez. David no ha podido venir.
-Dile a tu
chico que una relación no se lleva así. ¿No es el jefe? Pues que delegue, que
comer juntos siempre es muy agradable.
-Me lo dices
o me lo cuentas.
-Anda vamos
que tenemos aún un montón de cajas por desembalar.
Trabajamos
toda la tarde, entran algunos clientes pero la mayor parte del tiempo es dando
de alta los artilugios que tenemos entre manos. Veo una cosa que me llama la
atención. Es un arnés que tiene acoplado una gran polla. Me pongo a mirar las
instrucciones y se me ilumina una bombillita en la cabeza. Esto lo podía usar
yo con David. Siempre me he dicho que no puedo darle todo lo que necesita,
puedo hacerle una felación, ahora ya podrá tomarme por detrás y sólo falta que
sea yo la que le penetre a él por el ano. Con esto puedo. De esta forma no
necesitará sexo con hombres. Puedo tenerlo completamente satisfecho.
-Oye, cóbrame
esto que me lo llevo.
-¿Qué?
-Sí, tu
cóbramelo que he tenido una idea.
-Vale guapa
lo que tú quieras.
No es barato
pero espero ponerlo en uso y que sea de lo más placentero para David.
Llego a casa
y me encuentro a David haciendo la cena. Es maravilloso.
-Hey, ¿qué
haces aquí tan pronto?
-Te dije que
intentaría acabar pronto.
-Ya, pero lo
dices muchas veces y pocas las cumples.
-Pues hoy he
podido cumplirlo. Estoy haciendo la cena.
-Ya veo. ¿Qué
es?
-Sorpresa
-Huele bien.
-Mejor sabrá.
-Me voy a
duchar.
-Te espero.
Tras una
ducha caliente y relajante me voy al salón. David está en el sofá zapeando.
-¿Tienes
hambre?
-Pues sí.
-Ven, cenamos
ya.
Me coge de la
mano y vamos a la cocina. La mesa está puesta. Hay hasta velas. Todo esto es muy
romántico. Me pregunto si será por lo que paso antes por teléfono y las
promesas que nos hemos hecho.
David saca
una fuente con ostras de la nevera. Hace tanto tiempo que no como ostras.. Saca
otra fuente con un Carpaccio. Eso también hace siglos que no lo como. Destapa
una cazuela y me sirve unos champiñones rellenos.
-Esto primero
que si no se enfría.
Pruebo los
champiñones y están de lujo. David abre una botella de vino blanco del que a mí
me gusta y me sirve una copa. No puedo beber más alcohol pero por lo menos así
le acompaño.
-Está
riquísimo.
-A que sí. Es
que tu novio tiene una mano en la cocina que ni te cuento.
-¿Sólo en la
cocina?
-Bueno eso lo
tendrás que decir tú.
-Tienes una
mano extraordinaria en todo.
David me
ofrece una de ellas maravillosas sonrisas que tanto me encantan y yo me
derrito.
Pruebo las ostras
y el Carpaccio. Está todo de muerte. Hablamos de cosas triviales y al acabar
vamos al sofá.
-Tengo que
enseñarte algo que he comprado.
-¿Lo de la
bolsa que llevabas al entrar?
-Sí
Cojo la bolsa
que he dejado en la mesa del comedor y saco lo que tiene dentro.
Al verlo
David sonríe de nuevo.
-¿Esto es
para ti o para mí?
-He pensado
que lo puedo usar yo contigo.
-Dios cómo me
sorprendes. ¿Cómo se te ha ocurrido?
-Estaba en
los artículos nuevos que hemos recibido hoy. Al verlo se me ocurrió que lo
puedo usar contigo. Si te penetro por detrás con esto, no tendrás que buscar
sexo con hombres porque yo te lo puedo dar todo.
-¿Serías
capaz de hacer esto por mí?
-Claro
David viene y
me besa.
-El que
quiere tomar a alguien por detrás hoy soy yo. Esto lo dejamos para otro día.
-¿No te
gusta, no te hace ilusión?
-Sandra, no
hay nada que me haga más ilusión que tú pensando en cómo complacerme. Realmente
es un detalle que me encanta y te aseguro que lo probaremos pero hoy quiero ser
yo el que penetre.
Con estas
palabras mi libido empieza a funcionar. Estoy atacada de los nervios pero es
algo que hace tanto tiempo que deseo que no puedo esperar más. Mi vagina se expande
y empiezo a estar mojada. Estoy pensando en
lo que me va a hacer. Mis pezones se endurecen y mi boca se entreabre.
Empiezo a respirar con dificultad. David lo nota y me coge en brazos para
llevarme a la cama. Me desnuda lentamente y planta besitos por toda mi piel. Me
encanta cuando hace eso y él lo sabe porque no dejo de jadear. Él se desnuda y
veo que ya está completamente duro. Va a mi zona íntima y empiezan los
lametones y mordiscos. Me retuerzo de placer. Quiero más.
-Fóllame ya-
imploro
-No, aún no.
Siempre hace
lo mismo. Hasta que él no quiere no me penetra aunque se lo pido a gritos,
literalmente. Masajea mis pies y mi cuello, mi espalda y mis nalgas. Se detiene
en mi ano y lo chupa. Se contrae con su tacto. Quiero tenerlo ahí dentro. No
puedo más. Me abro completamente y entonces me penetra sin más. Ahogo un grito
en la almohada. Empieza a introducirse y salirse, muchas veces, con una mano me
toca el clítoris mientras sigue embistiéndome, qué placer. Cómo me gusta. Se va
a correr y yo con él. Llegamos con segundos de diferencia. Estoy empapada. Con
uno de sus dedos coge un poco de su semen que corre por mi pierna. Está
mezclado con mi propio fluido y lo restriega por mi culo. Lo mete dentro de mi
ano con un dedo. Lo mueve, lo retuerza. Me gusta pero quiero más.
-Ya, David,
hazlo ya.
Coge de la
mesita de noche un lubricante. Se pone algo en la polla y más en mi ano.
-Sandra tú
tienes el control ahora. Muévete como quieras, lo que quieras, tú controlas.
-Sí
Me pongo a
cuatro patas y lentamente se introduce dentro de mí. Hemos estado jugando con
los aparatitos, cada vez más grandes y ha sido un aprendizaje de lo más
instructivo y placentero. No puedo negar que me ha dolido pero el placer que he
obtenido disipa todo el dolor. Poco a poco me muevo hacia atrás. David me coge
de la cintura e intenta que me siente sobre su regazo. Lo intento, muy poco a
poco, al principio no me duele y me gusta pero a medida que se va introduciendo
noto dolor. Intento sofocar un grito, David para.
-¿Estás bien?
-Sí, espera,
dame un minuto.
-Claro
De nuevo me
muevo hacia atrás. David me tiene cogida de la cintura y finalmente consigo
sentarme en su regazo, me tiene toda. Está completamente dentro de mí. La
abertura está hecha. Entonces empiezo a moverme. Arriba y abajo, controlando
con mi cuerpo y mis piernas. Me gusta la sensación. David tiene su pecho contra
mi espalda. Sus brazos me rodean y sus manos van a mi coño y mi clítoris. Con
una me excita el puntito famoso y los dedos de la otra mano los introduce en mi
vagina. Yo mientras subo y bajo con mis piernas apoyadas en el colchón. Me
gusta. Es una estimulación tan completa que mi cuerpo no tarda en reaccionar.
-Nena, lo
estás haciendo de maravilla.
-David no
pares. Me gusta.
Seguimos así
hasta que estamos al borde del orgasmo. Entonces David se incorpora y hace que
me ponga a cuatro patas otra vez, me coge de la cintura y es él entonces el que
guía mi cuerpo. Me da varias embestidas y se corre dentro de mi culo. Yo
mientras me estoy masturbando con mis dedos y me corro también. Nos desplomamos
encima de la cama y permanecemos unidos un rato más.
Cuando
nuestra respiración se normaliza, coge unos pañuelos de papel que hay en la
mesita de noche y cuidadosamente primero me limpia a mí y después a él mismo.
Lo hace con gran dulzura.
-Gracias- me
dice
-Gracias a
ti. Hace mucho tiempo que quería hacer esto pero no confío en nadie más que en
ti.
-¿Te ha
gustado?
-¿Lo dudas?,
esto lo tenemos que repetir.
-Cuando tú
quieras.
Nos
recostamos sobre la cama dispuestos a dormir pero enseguida David empieza a hablar.
-Tengo algo
que decirte.
-Dime
-Hoy he
hablado con Eduardo y hemos quedado para mañana por la noche.
-Ya
-Quiero que
lo sepas, el plan sigue adelante.
-El plan de
que te acuestes con él.
-El plan es
ganarme su confianza y sacarle información.
-Ya, pero a
través de acostarte con él.
-Si él me lo
pide, sí.
-Y seguro que
te lo pedirá ¿verdad?
-Creo que sí.
-¿Tú no te
vas a ofrecerte a él, verdad?
-No, sólo lo
haré si me lo pide él y además si insiste mucho.
-Sólo quiero
que me prometas una cosa.
-Lo que
quieras.
-Quiero que
me informes de todo. No quiero más secretos. Yo te lo digo todo, si te acuestas
con él, dímelo.
-Si es así
como lo quieres, así lo haré.
-Gracias.
-Por cierto,
hablando de secretos, ¿cómo es que sabes poner tan bien un preservativo?
-¿Qué?
-Pues eso, el
primer día que me pusiste uno, lo hiciste como se debe, sin dudar.
-David,
cariño, tú bien sabes que yo no era virgen, osea que acepta que he tenido otras
relaciones. Nunca llegué a tomar la píldora hasta ahora contigo así que sólo
quedaba ponerse un preservativo.
-¿Y tuviste
muchas relaciones?
-Las puedo
contar con los dedos de una mano. Tampoco soy tan mayor como tú como para haber
tenido mil relaciones.
-Eh, que yo
no he tenido mil relaciones.
-Más te vale.
-¿Y alguno de
esos otros te hacía sentir lo que te hago sentir yo?
-Ni de coña.
De hecho, algunos ni me provocaban un orgasmo.
-No me lo
puedo creer, si siempre estás mojada y sabes tan bien lo que quieres.
-Eso me pasa
cuando estoy contigo, sólo contigo- y le doy un beso de buenas noches- por hoy
ya está bien, a dormir-
-Vale
Apago la luz
y nos dormimos acurrucados.
DAVID
Me dirijo a
la casa de Eduardo. Estoy nervioso. No sé que me va a pedirme bueno eso es
mentira, sé lo que quiere. La cuestión es si seré capaz de dárselo.
Toco el
timbre.
-Soy yo-
Enseguida la
puerta se abre pero no veo a nadie. Entro y me pongo a mirar por la habitación
después de cerrar la puerta.
Sigo sin ver
a nadie
-Estoy aquí-
oigo.
Voy hacia
donde viene el sonido, es el dormitorio. Entro y veo a Eduardo completamente
desnudo esperándome.
-Ven,
siéntate- me dice dando unas palmadas a la cama.
Voy hacia
donde me dice y me siento.
-¿Qué tal tu
día?- me pregunta
-Bien, como
siempre ¿y el tuyo?
-Esperando
que llegara la noche para poder hacerte todo lo que tengo en la imaginación.
Desnúdate-
Hago lo que
me dice.
-¿Quieres
ducharte primero?, me pregunta.
-Me da igual,
lo que tú quieras.
Me coge y me
lleva hasta el baño, le da al grifo y empezamos a ducharnos. Es una ducha
enorme y cabemos perfectamente. Ya me gustaría tener una ducha así en casa. Me
enjabona él, la verdad es que me dejo hacer, es placentero. Luego hace que yo
haga lo mismo con él. Mientras lo hago me toca por todo el cuerpo.
-¿Ya sabes a
lo que has venido verdad?
-Sí-
Empieza a
besarme y una vez aclarados pero aún mojados me lleva a su cama.
Eduardo me
estimula y me penetra. Las relaciones con él son puramente físicas. No hay nada
más pero mi cuerpo responde al suyo como la primera vez.
Cuando
terminamos no me quiero ir porque quiero empezar a obtener información.
-¿Qué piensa
tu pareja de todo esto?
-Nada, no le
importa, cuando no está no le importa
-¿No es
celoso?
-No
-Mejor, las
mujeres son muy celosas
¿Qué le has
dicho a Sandra sobre hoy?
-Nada, ella
piensa que estoy trabajando
-Espero que no
vaya a buscarte a la oficina
-Qué va, estará
esperándome en casa seguro
-¿No te
quieres ir ya?
-¿Es que
quieres que me vaya?
-No, pero
pensé que a lo mejor querías tú
-Estoy bien
aquí, me apetece un trago
-Pues vamos
al salón
Nos levantamos
de la cama y nos vamos al salón, Eduardo me sirve una copa y otra para él. Nos
sentamos en el sofá. Quiero información, tengo que preguntarle.
-¿Cómo te
metiste en el mundo de lo erótico?
-¿Eres
curioso, eh? Directo al grano. ¿Qué quieres saber?
-Me preguntaba
qué te hizo invertir en un negocio tan vanguardista
-Pues, vi la
oportunidad y la cogí. Es un negocio en auge
-No es muy
común
-Más de lo
que tú piensas. La gente quiere cosas nuevas y nosotros se lo damos. Están
perdiendo la vergüenza en este tipo de cosas
-¿Y dónde más
tienes dinero invertido?
-Empresas de
todo tipo
-¿Por
ejemplo?
-Preguntas
demasiado
-Quiero saber
de ti
-¿Por qué?.
Yo no quiero una relación contigo. No me preguntes más. No te voy a contestar
-Vale, era
por hablar de algo
-No necesitamos
hablar, sólo has venido a follar y ya está
-Vale, sin
problema
Eduardo bebe
de su vaso y se muestra pensativo
-Pues mira,
tenía dinero y lo invertí en bolsa, fue durante el auge económico, ahora mismo
ni se me ocurriría pero entonces era una apuesta segura y mutipliqué mi dinero
y después compré inmuebles y los vendí por el doble y así fue creciendo y
creciendo
-Por eso me
dijiste que no querías dinero
-Claro, tengo
más que suficiente, no necesito tu dinero
-Quieres
venganza
-Eso sí,
venganza, por mis padres
-Pero lo que
pasó no fue culpa mía
-Cierto es,
pero tu padre ya no está y a tu madre no le puedo hacer nada, así que solo
quedas tú
-¿Qué quieres
de mí?
-No lo sé,
aún lo tengo que pensar
Me levanto,
esto no va a ningún lado
-Mira
Eduardo, no me puedes tener así. He cumplido con lo que me has pedido. Me he
acostado contigo y….
-Y bien que
te ha gustado
-No es eso lo
importante, lo que cuenta es que necesito saber cómo terminar con todo esto.
-Pues te lo
diré cuando yo lo tenga claro.
Esto va a ser
más difícil de lo que creía. No suelta prenda el tío. No pensaba obtener mucha
información el primer día pero algo…
-Mira me voy,
veo que te has enfadado conmigo y yo
sólo quería ser amable contigo, demostrarte mi interés pero como veo que estás
muy suspicaz, me voy.
Me levanto
y me marcho al dormitorio a recoger mi
ropa
-Espera
David, no te vayas así, no quería enfadarte. Es que me parece que quieres
sonsacarme o algo. Estás muy preguntón.
-Sólo quería
mostrar interés.
-Vale, vale,
siéntate y nos tomamos otra copa.
-De acuerdo.
Nos sentamos
en el sofá y empezamos a hablar. Eduardo muestra mucho rencor, yo no le
interrumpo pero veo que eso le pierde. Se lo toma todo muy a nivel personal y
esa es su debilidad.
Me cuenta que
cuando se fue de la casa de sus parientes en Andalucía se puso a trabajar para
pagarse los estudios. Tiene un olfato muy bueno para esas cosas y rápidamente
influía en las personas y hacía que confiaran en él.
Sigue sin
decirme cómo consiguió su primer dinero pero hoy no quiero preguntar más, ya me
lo dirá y lo del pelotazo en bolsa, ya veré cómo consigo que me diga
exactamente cómo lo consiguió.
Cerca de las
3 de la mañana, decido marcharme a casa ya que veo que Eduardo ha dejado de
hablar de sí mismo y sus logros. A lo mejor instando a que hable de sí mismo,
como es tan orgulloso, podré averiguar algunas cosas más.
Capítulo
veinte
SANDRA
Han pasado 3
meses desde que David se ve con Eduardo. Nuestra relación no es lo que yo
esperaba al principio. Le quiero mucho y yo sé que él a mí también pero tenemos
ese pequeño escollo que pasar todas las semanas. Intentamos no hablar del tema
pero cuando se marcha a casa de Eduardo no puedo evitar sentirme mal. Sé que lo
hace por su bien y por el de la empresa pero la mirada que me dirige todos esos
días antes de partir, me rompe el alma.
No parece que
haga demasiados progresos, por lo menos eso es lo que me dice a mí. Algo ha
averiguado pero sigue sin saber cómo consiguió ese primer capital que es el que
luego invirtió en bolsa. A partir de ahí, David ya sabe lo que pasó, Eduardo se
lo ha ido contando pero aún no le ha dicho lo más importante. Yo dudo de que
pueda aguantar mucho más. Nuestra relación se está deteriorando. Necesito darle
un empujón al tema. Voy a pensar cómo lo hago, no soy una cobarde, tengo un
plan.
DAVID
Joder, tres
meses ya y aún no sé nada definitivo. Cada vez que me marcho de casa para ir a
ver a Eduardo, veo en la mirada de Sandra una tristeza que me desarma. Debe
quererme muchísimo para aguantar lo que está aguantando. Pobrecita, sin
quererlo ni beberlo, está metida en un lío que sólo yo he provocado. Creo que
mi paciencia con Eduardo está llegando a su límite, no voy a poder hacerlo por
mucho más tiempo.
La relación
con Sandra se está deteriorando, lo veo en el día a día. Antes se la veía más
feliz y ahora, no la veo como antes y es que no sé qué hacer. La quiero tanto,
no podría levantar cabeza si ella decidiera dejarme. No puedo vivir sin Sandra.
Capítulo
veintiuno
SANDRA
He urdido un
plan, no se lo pienso contar a David, quiero que sea una sorpresa, necesito
desenmascarar a Eduardo y si David no lo está consiguiendo, seré yo la que lo
haga. No aguanto más esta situación.
Eduardo viene
a la tienda por lo menos una vez cada dos semanas, se reúne con el encargado de
la tienda y pasan un par de horas viendo las ventas, los libros y cosas por el
estilo.
Mi plan tiene
que ser muy sutil o se enterará de lo que estoy planeando. Según mis cálculos
tiene que pasarse hoy.
He traído de
casa un laxante fuerte que pienso echarle en el café a Antonio, el encargado.
Llevo tiempo vigilando lo que hace en su oficina y más o menos sé donde guarda
todo, quiero sustituir a Antonio en su reunión con Eduardo y de ahí el segundo
paso de mi plan.
Voy a la sala
de espera que tiene la tienda. Disponemos de un salón que está enfrente de los
vestuarios y es donde los acompañantes suelen esperar a que las otras personas
se prueben conjuntitos sexys, ropa interior, disfraces y cosas por el estilo.
En esta sala hay unas máquinas expendedoras de refrescos, agua y café. Además
hay una pantalla de 56 pulgadas que constantemente emite vídeos de Victoria’s
Secret. Es una sala muy relajante.
Cojo un par
de cafés, uno para mí y otro para Antonio. Sé cómo lo toma y le introduzco el
laxante. Voy hacia donde está él.
-Hola Antonio,
pensé que te apetecería un café.
-Gracias
Sandra, me encantaría. Estoy súper liado, en un rato viene Eduardo y me falta
cuadrar unas cosas, me estoy volviendo loco, no encuentro una partida.
-¿Quieres que
te ayude?. Ahora mismo la cosa está floja.
-Pues no me
vendría mal, ven y te explico lo que estoy buscando.
Le entrego el
café y me siento a su lado. Antonio se bebe el café con ganas, pasa varios
minutos explicándome que tiene que encontrar una partida de 5.000 euros de una
transferencia que hemos recibido pero no corresponde a ninguna factura de venta
concreta. En el recibo del banco no figura quién la envía y antes de tener que
pedirle al banco que lo rastree, piensa que puede encontrarlo.
No han pasado
ni 10 minutos cuando se empieza a poner verde.
-Dios, me
están dando unos retortijones que me muero.
-Ve al baño,
es lo mejor
-Sí. Sigue
tú, a ver si lo encuentras.
-Claro
No me
concentro lo suficiente para descubrir el fallo, estoy pendiente de Antonio, de
si vendrá recuperado o no. En esto le veo asomar por los baños. Viene hacia mí,
aún está verde.
-Sandra me
voy a casa, estoy fatal, no sé lo que me pasa. Dile a Eduardo lo que me pasa y
que ya nos veremos otro día.
Se retuerce
del dolor mientras le digo que se marche, que no se preocupe por nada que yo lo
tengo todo bajo control.
DAVID
Le pasa algo
a Sandra, anoche estaba relajada, como decidida. Además usamos el arnés con
polla y me penetró. Fue una experiencia grata, qué digo grata, fue alucinante.
Me lo propuso ella y no me pude negar. Que todo su cuerpo me pertenezca y que
ahora todo el mío le pertenezca a ella también, eso es lo más. Nuestros cuerpos
son el mismo cuerpo.
Al principio
le pareció raro, que ella fuera la que embistiera pero enseguida cogió el
ritmo. Tengo el ano ya hecho por las penetraciones de Eduardo y no me causó
dolor ni nada y eso que la polla del arnés es de tamaño XL, cuando la compró
Sandra se lució.
No se puede
comparar con una penetración de pene pero son cosas diferentes, deseos
diferentes. Desde luego lo que pasa con Eduardo es puramente físico pero con
Sandra hay amor y se nota.
Después la
penetré yo, está ya tan hecha a mí que apenas nos hace falta lubricantes ni tonteo.
Vamos al grano, los dos queremos corrernos juntos y disfrutar del placer que
nos damos.
Pensando en
ella me pongo a mil. No puedo distraerme ahora, tengo una reunión importante en
menos de 5 minutos. Tendré que dejarlo para después, luego la llamaré a ver si
hacemos lo del sexo telefónico. Si se mete en los baños de la tienda…. Mierda
David, quítate esos pensamientos de la cabeza que ahora no estás para recibir a
nadie empalmado.
Capítulo
veintidós
SANDRA
Pobre
Antonio, le he hecho una faena pero necesito estar a solas con Eduardo para que
mi plan salga adelante.
Estoy en el
despacho y miro cómo lo voy a hacer. El portátil tiene cámara para grabar. La
enciendo y me veo a mí misma en la pantalla, bien. Me aseguro que está grabando
y minimizo la imagen.
Observo que
el aparato no dé señales de que está grabando, no hay ninguna luz roja.
Aparentemente está en stand-by.
Miro los
papeles que hay en la mesa, está todo ordenado. Falta averiguar lo de la
partida esa de los 5.000 euros. Voy a pedirle ayuda a Eduardo, a ver si consigo
grabar lo que tengo en mente.
Más o menos
40 minutos después de marcharse Antonio, llega Eduardo.
-Hola Sandra,
¿Qué haces aquí en el despacho?
-Buenas
Eduardo, Antonio me ha pedido que le eche una mano con una cosa y después se ha
sentido indispuesto y se ha tenido que ir a casa. Como ahora la cosa está
floja, he decidido seguir buscando lo que me ha pedido.
-Espero que
no sea nada. ¿Qué te ha pedido que busques?
-Pues hay una
transferencia recibida de 5.000 euros y no encontramos a qué corresponde, no
hay ninguna factura concreta que la respalde.
Eduardo se
pone de varios colores. Madre mía, ¡voy a tener hasta suerte!. Yo pensaba otra
forma pero por su reacción me doy cuenta de que hay gato encerrado.
-¿Qué es lo
que has revisado?
-Todas estas
partidas- y le enseño un montón de folios.
-¿Quién es el
remitente del dinero?
-Ese es el
problema, no indica quién hace la transferencia y antes de pedirle al banco que
lo rastree, Antonio me ha dicho que prefiere buscarlo él.
-Menos mal-
dice Eduardo con un hilo de voz. Creo que piensa que no lo he oído.
-Bueno deja
eso. Yo sé de quién es el dinero y lo arreglaré luego. Ahora vuelve a tu
puesto.
No, no me
puede echar ahora que tengo un plan.
-Eduardo, te
quería hacer una pregunta.
-Dime.
-Me da la
sensación de que no te ha gustado lo que ha pasado, ¿tengo razón?
-Preguntona
como tu novio
-¿A qué te
refieres?
-Vamos Sandra
que no me chupo el dedo. Me imagino que David te habrá contado todo lo que
pasa.
-No sé a qué
te refieres.
-¿No?. Pues
va a ser que no te creo.
-Sigo sin
saber a qué te refieres.
-¿Qué crees
que hace David todos los jueves por la noche?
-Trabajar
-Pues no, se
ve conmigo. Por lo visto no le das lo suficiente y necesita más, mucho más.
-No te creo.
David tiene suficiente conmigo y además me quiere.
-Créetelo o
no, haz lo que quieras pero el próximo jueves cuando llegue a tu casa, huélelo.
Olerá a sexo. Puro sexo y además del bueno.
- Eso son
tonterías, no te creo y además me parece que estás muy alterado por lo que ha
pasado. Has cambiado de color cuando te he dicho lo que pasaba. Seguro que si
indago un poco más encuentro algún chanchullo.
Eduardo se
pone rojo como un tomate confirmando mis sospechas. Ese dinero no es de la
empresa. Seguro que es un pago de algún chantaje o algo y se han equivocado al
ingresarlo. Será tonto el que lo haya hecho. Todo el mundo sabe que los
chantajes, sobornos, comisiones y demás se pagan en sobre como lo de Bárcenas.
-Con que no
me crees, pues ven y te lo muestro.
Le sigo a una
pequeña habitación que está dentro del despacho. Normalmente es donde dejamos
los abrigos y bolsos. Tras una de las estanterías, observo que hay una especie
de panel que Eduardo retira.
Hay una
pequeña caja fuerte, la abre y retira algo de su interior.
-Toma, ponlo
en el portátil y mira.
No me lo
puedo creer, seguro que son las imágenes de David. Me lo está sirviendo en
bandeja sin tener que poner en práctica mi propio plan. Eduardo está muy
afectado. Normalmente es un tío muy serio y frío. Hay algo que lo ha
desbordado.
Cojo el pen
drive y lo meto en el portátil no sin antes pasar el contenido del mismo a una
tarjeta de memoria que había introducido yo en la ranura antes para poder
llevarme lo que hubiera grabado la cámara. Se está grabando todo.
Efectivamente
es la grabación de David en esa primera noche. No hay audio pero se ve
perfectamente cómo lo hacen. La verdad es que me afecta. Me lo había imaginado
pero no era así. David muestra cara de placer en vez de dolor. Esto no es
bueno.
Tengo que
reaccionar como piensa que lo haré Eduardo. Me quedo blanca. Eduardo sale de la
habitación con una gran sonrisa al ver mi expresión.
-Me crees
ahora.
-Sí- consigo
decir con un hilo de voz entre cortada.
DAVID
Por fin
termina la reunión, estoy reventado. Me gusta lo que hago y aún me quedan unos
meses para decidir si sigo o no. No quiero tomar esa decisión.
Suena mi
teléfono, es Sandra.
-Hola
preciosa
-Hola guapo.
Tengo algo que decirte
-Pues dime
-Es largo y
complicado pero te puedo adelantar que ya tenemos a Eduardo
-¿Qué?
-Lo que has
oído. Tengo pruebas y además tengo tu vídeo.
-¿Qué dices?,
¿cómo?
-Esta noche
te lo cuento pero hay que tener cuidado.
Sandra
cuelga, parece que no puede hablar más o alguien la está escuchando. Madre mía.
¿Cómo lo habrá hecho?. Necesito hablar con ella. Miro el reloj. Falta poco más
de una hora para que acabe su turno. Yo me voy ya. No podría trabajar ahora. No
le diré nada a mi tío hasta saber qué tiene Sandra. ¿Es posible que esta
maravilla de mujer, me haya sacado las castañas del fuego ella sola?
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