domingo, 3 de agosto de 2014

Venganza en la sangre-séptima parte-

Capítulo diecinueve

SANDRA

Dios, qué es lo que me hace este hombre. Nunca se me hubiera ocurrido hacer esto. Pero me pone tan a tono que no lo puedo evitar. Me excita muchísimo. Me voy a la ducha y me preparo para ir a trabajar. Aún tenemos que desembalar algunas cajas e introducir todo en el sistema.

Llego a la tienda justo a tiempo. Me he quedado un poco más de lo necesario en la ducha. La alcachofa de la ducha es un buen aliado cuando una está tan excitada como yo. Dios, debo estar ovulando porque si no, no me explico este deseo tan grande que tengo.

-Hola guapa, ¿has comido bien?
-Sí, gracias, pero sola otra vez. David no ha podido venir.
-Dile a tu chico que una relación no se lleva así. ¿No es el jefe? Pues que delegue, que comer juntos siempre es muy agradable.
-Me lo dices o me lo cuentas.
-Anda vamos que tenemos aún un montón de cajas por desembalar.

Trabajamos toda la tarde, entran algunos clientes pero la mayor parte del tiempo es dando de alta los artilugios que tenemos entre manos. Veo una cosa que me llama la atención. Es un arnés que tiene acoplado una gran polla. Me pongo a mirar las instrucciones y se me ilumina una bombillita en la cabeza. Esto lo podía usar yo con David. Siempre me he dicho que no puedo darle todo lo que necesita, puedo hacerle una felación, ahora ya podrá tomarme por detrás y sólo falta que sea yo la que le penetre a él por el ano. Con esto puedo. De esta forma no necesitará sexo con hombres. Puedo tenerlo completamente satisfecho.

-Oye, cóbrame esto que me lo llevo.
-¿Qué?
-Sí, tu cóbramelo que he tenido una idea.
-Vale guapa lo que tú quieras.

No es barato pero espero ponerlo en uso y que sea de lo más placentero para David.

Llego a casa y me encuentro a David haciendo la cena. Es maravilloso.

-Hey, ¿qué haces aquí tan pronto?
-Te dije que intentaría acabar pronto.
-Ya, pero lo dices muchas veces y pocas las cumples.
-Pues hoy he podido cumplirlo. Estoy haciendo la cena.
-Ya veo. ¿Qué es?
-Sorpresa
-Huele bien.
-Mejor sabrá.
-Me voy a duchar.
-Te espero.

Tras una ducha caliente y relajante me voy al salón. David está en el sofá zapeando.

-¿Tienes hambre?
-Pues sí.
-Ven, cenamos ya.

Me coge de la mano y vamos a la cocina. La mesa está puesta. Hay hasta velas. Todo esto es muy romántico. Me pregunto si será por lo que paso antes por teléfono y las promesas que nos hemos hecho.

David saca una fuente con ostras de la nevera. Hace tanto tiempo que no como ostras.. Saca otra fuente con un Carpaccio. Eso también hace siglos que no lo como. Destapa una cazuela y me sirve unos champiñones rellenos.

-Esto primero que si no se enfría.

Pruebo los champiñones y están de lujo. David abre una botella de vino blanco del que a mí me gusta y me sirve una copa. No puedo beber más alcohol pero por lo menos así le acompaño.
-Está riquísimo.
-A que sí. Es que tu novio tiene una mano en la cocina que ni te cuento.
-¿Sólo en la cocina?
-Bueno eso lo tendrás que decir tú.
-Tienes una mano extraordinaria en todo.

David me ofrece una de ellas maravillosas sonrisas que tanto me encantan y yo me derrito.
Pruebo las ostras y el Carpaccio. Está todo de muerte. Hablamos de cosas triviales y al acabar vamos al sofá.

-Tengo que enseñarte algo que he comprado.
-¿Lo de la bolsa que llevabas al entrar?
-Sí

Cojo la bolsa que he dejado en la mesa del comedor y saco lo que tiene dentro.
Al verlo David sonríe de nuevo.

-¿Esto es para ti o para mí?
-He pensado que lo puedo usar yo contigo.
-Dios cómo me sorprendes. ¿Cómo se te ha ocurrido?
-Estaba en los artículos nuevos que hemos recibido hoy. Al verlo se me ocurrió que lo puedo usar contigo. Si te penetro por detrás con esto, no tendrás que buscar sexo con hombres porque yo te lo puedo dar todo.
-¿Serías capaz de hacer esto por mí?
-Claro
David viene y me besa.
-El que quiere tomar a alguien por detrás hoy soy yo. Esto lo dejamos para otro día.
-¿No te gusta, no te hace ilusión?
-Sandra, no hay nada que me haga más ilusión que tú pensando en cómo complacerme. Realmente es un detalle que me encanta y te aseguro que lo probaremos pero hoy quiero ser yo el que penetre.

Con estas palabras mi libido empieza a funcionar. Estoy atacada de los nervios pero es algo que hace tanto tiempo que deseo que no puedo esperar más. Mi vagina se expande y empiezo a estar mojada. Estoy pensando en  lo que me va a hacer. Mis pezones se endurecen y mi boca se entreabre. Empiezo a respirar con dificultad. David lo nota y me coge en brazos para llevarme a la cama. Me desnuda lentamente y planta besitos por toda mi piel. Me encanta cuando hace eso y él lo sabe porque no dejo de jadear. Él se desnuda y veo que ya está completamente duro. Va a mi zona íntima y empiezan los lametones y mordiscos. Me retuerzo de placer. Quiero más.

-Fóllame ya- imploro
-No, aún no.

Siempre hace lo mismo. Hasta que él no quiere no me penetra aunque se lo pido a gritos, literalmente. Masajea mis pies y mi cuello, mi espalda y mis nalgas. Se detiene en mi ano y lo chupa. Se contrae con su tacto. Quiero tenerlo ahí dentro. No puedo más. Me abro completamente y entonces me penetra sin más. Ahogo un grito en la almohada. Empieza a introducirse y salirse, muchas veces, con una mano me toca el clítoris mientras sigue embistiéndome, qué placer. Cómo me gusta. Se va a correr y yo con él. Llegamos con segundos de diferencia. Estoy empapada. Con uno de sus dedos coge un poco de su semen que corre por mi pierna. Está mezclado con mi propio fluido y lo restriega por mi culo. Lo mete dentro de mi ano con un dedo. Lo mueve, lo retuerza. Me gusta pero quiero más.

-Ya, David, hazlo ya.

Coge de la mesita de noche un lubricante. Se pone algo en la polla y más en mi ano.

-Sandra tú tienes el control ahora. Muévete como quieras, lo que quieras, tú controlas.
-Sí

Me pongo a cuatro patas y lentamente se introduce dentro de mí. Hemos estado jugando con los aparatitos, cada vez más grandes y ha sido un aprendizaje de lo más instructivo y placentero. No puedo negar que me ha dolido pero el placer que he obtenido disipa todo el dolor. Poco a poco me muevo hacia atrás. David me coge de la cintura e intenta que me siente sobre su regazo. Lo intento, muy poco a poco, al principio no me duele y me gusta pero a medida que se va introduciendo noto dolor. Intento sofocar un grito, David para.

-¿Estás bien?
-Sí, espera, dame un minuto.
-Claro

De nuevo me muevo hacia atrás. David me tiene cogida de la cintura y finalmente consigo sentarme en su regazo, me tiene toda. Está completamente dentro de mí. La abertura está hecha. Entonces empiezo a moverme. Arriba y abajo, controlando con mi cuerpo y mis piernas. Me gusta la sensación. David tiene su pecho contra mi espalda. Sus brazos me rodean y sus manos van a mi coño y mi clítoris. Con una me excita el puntito famoso y los dedos de la otra mano los introduce en mi vagina. Yo mientras subo y bajo con mis piernas apoyadas en el colchón. Me gusta. Es una estimulación tan completa que mi cuerpo no tarda en reaccionar.

-Nena, lo estás haciendo de maravilla.
-David no pares. Me gusta.

Seguimos así hasta que estamos al borde del orgasmo. Entonces David se incorpora y hace que me ponga a cuatro patas otra vez, me coge de la cintura y es él entonces el que guía mi cuerpo. Me da varias embestidas y se corre dentro de mi culo. Yo mientras me estoy masturbando con mis dedos y me corro también. Nos desplomamos encima de la cama y permanecemos unidos un rato más.

Cuando nuestra respiración se normaliza, coge unos pañuelos de papel que hay en la mesita de noche y cuidadosamente primero me limpia a mí y después a él mismo. Lo hace con gran dulzura.

-Gracias- me dice
-Gracias a ti. Hace mucho tiempo que quería hacer esto pero no confío en nadie más que en ti.
-¿Te ha gustado?
-¿Lo dudas?, esto lo tenemos que repetir.
-Cuando tú quieras.

Nos recostamos sobre la cama dispuestos a dormir pero enseguida David empieza a hablar.

-Tengo algo que decirte.
-Dime
-Hoy he hablado con Eduardo y hemos quedado para mañana por la noche.
-Ya
-Quiero que lo sepas, el plan sigue adelante.
-El plan de que te acuestes con él.
-El plan es ganarme su confianza y sacarle información.
-Ya, pero a través de acostarte con él.
-Si él me lo pide, sí.
-Y seguro que te lo pedirá ¿verdad?
-Creo que sí.
-¿Tú no te vas a ofrecerte a él, verdad?
-No, sólo lo haré si me lo pide él y además si insiste mucho.
-Sólo quiero que me prometas una cosa.
-Lo que quieras.
-Quiero que me informes de todo. No quiero más secretos. Yo te lo digo todo, si te acuestas con él, dímelo.
-Si es así como lo quieres, así lo haré.
-Gracias.
-Por cierto, hablando de secretos, ¿cómo es que sabes poner tan bien un preservativo?
-¿Qué?
-Pues eso, el primer día que me pusiste uno, lo hiciste como se debe, sin dudar.
-David, cariño, tú bien sabes que yo no era virgen, osea que acepta que he tenido otras relaciones. Nunca llegué a tomar la píldora hasta ahora contigo así que sólo quedaba ponerse un preservativo.
-¿Y tuviste muchas relaciones?
-Las puedo contar con los dedos de una mano. Tampoco soy tan mayor como tú como para haber tenido mil relaciones.
-Eh, que yo no he tenido mil relaciones.
-Más te vale.
-¿Y alguno de esos otros te hacía sentir lo que te hago sentir yo?
-Ni de coña. De hecho, algunos ni me provocaban un orgasmo.
-No me lo puedo creer, si siempre estás mojada y sabes tan bien lo que quieres.
-Eso me pasa cuando estoy contigo, sólo contigo- y le doy un beso de buenas noches- por hoy ya está bien, a dormir-
-Vale

Apago la luz y nos dormimos acurrucados.


DAVID

Me dirijo a la casa de Eduardo. Estoy nervioso. No sé que me va a pedirme bueno eso es mentira, sé lo que quiere. La cuestión es si seré capaz de dárselo.

Toco el timbre.

-Soy yo-

Enseguida la puerta se abre pero no veo a nadie. Entro y me pongo a mirar por la habitación después de cerrar la puerta.
Sigo sin ver a nadie

-Estoy aquí- oigo.

Voy hacia donde viene el sonido, es el dormitorio. Entro y veo a Eduardo completamente desnudo esperándome.

-Ven, siéntate- me dice dando unas palmadas a la cama.

Voy hacia donde me dice y me siento.

-¿Qué tal tu día?- me pregunta
-Bien, como siempre ¿y el tuyo?
-Esperando que llegara la noche para poder hacerte todo lo que tengo en la imaginación. Desnúdate-

Hago lo que me dice.

-¿Quieres ducharte primero?, me pregunta.
-Me da igual, lo que tú quieras.

Me coge y me lleva hasta el baño, le da al grifo y empezamos a ducharnos. Es una ducha enorme y cabemos perfectamente. Ya me gustaría tener una ducha así en casa. Me enjabona él, la verdad es que me dejo hacer, es placentero. Luego hace que yo haga lo mismo con él. Mientras lo hago me toca por todo el cuerpo.

-¿Ya sabes a lo que has venido verdad?
-Sí-

Empieza a besarme y una vez aclarados pero aún mojados me lleva a su cama.

Eduardo me estimula y me penetra. Las relaciones con él son puramente físicas. No hay nada más pero mi cuerpo responde al suyo como la primera vez.

Cuando terminamos no me quiero ir porque quiero empezar a obtener información.

-¿Qué piensa tu pareja de todo esto?
-Nada, no le importa, cuando no está no le importa
-¿No es celoso?
-No
-Mejor, las mujeres son muy celosas
¿Qué le has dicho a Sandra sobre hoy?
-Nada, ella piensa que estoy trabajando
-Espero que no vaya a buscarte a la oficina
-Qué va, estará esperándome en casa seguro
-¿No te quieres ir ya?
-¿Es que quieres que me vaya?
-No, pero pensé que a lo mejor querías tú
-Estoy bien aquí, me apetece un trago
-Pues vamos al salón

Nos levantamos de la cama y nos vamos al salón, Eduardo me sirve una copa y otra para él. Nos sentamos en el sofá. Quiero información, tengo que preguntarle.

-¿Cómo te metiste en el mundo de lo erótico?
-¿Eres curioso, eh? Directo al grano. ¿Qué quieres saber?
-Me preguntaba qué te hizo invertir en un negocio tan vanguardista
-Pues, vi la oportunidad y la cogí. Es un negocio en auge
-No es muy común
-Más de lo que tú piensas. La gente quiere cosas nuevas y nosotros se lo damos. Están perdiendo la vergüenza en este tipo de cosas
-¿Y dónde más tienes dinero invertido?
-Empresas de todo tipo
-¿Por ejemplo?
-Preguntas demasiado
-Quiero saber de ti
-¿Por qué?. Yo no quiero una relación contigo. No me preguntes más. No te voy a contestar
-Vale, era por hablar de algo
-No necesitamos hablar, sólo has venido a follar y ya está
-Vale, sin problema

Eduardo bebe de su vaso y se muestra pensativo

-Pues mira, tenía dinero y lo invertí en bolsa, fue durante el auge económico, ahora mismo ni se me ocurriría pero entonces era una apuesta segura y mutipliqué mi dinero y después compré inmuebles y los vendí por el doble y así fue creciendo y creciendo
-Por eso me dijiste que no querías dinero
-Claro, tengo más que suficiente, no necesito tu dinero
-Quieres venganza
-Eso sí, venganza, por mis padres
-Pero lo que pasó no fue culpa mía
-Cierto es, pero tu padre ya no está y a tu madre no le puedo hacer nada, así que solo quedas tú
-¿Qué quieres de mí?
-No lo sé, aún lo tengo que pensar

Me levanto, esto no va a ningún lado

-Mira Eduardo, no me puedes tener así. He cumplido con lo que me has pedido. Me he acostado contigo y….
-Y bien que te ha gustado
-No es eso lo importante, lo que cuenta es que necesito saber cómo terminar con todo esto.
-Pues te lo diré cuando yo lo tenga claro.

Esto va a ser más difícil de lo que creía. No suelta prenda el tío. No pensaba obtener mucha información el primer día pero algo…

-Mira me voy, veo que te has enfadado conmigo  y yo sólo quería ser amable contigo, demostrarte mi interés pero como veo que estás muy suspicaz, me voy.

Me levanto y  me marcho al dormitorio a recoger mi ropa

-Espera David, no te vayas así, no quería enfadarte. Es que me parece que quieres sonsacarme o algo. Estás muy preguntón.
-Sólo quería mostrar interés.
-Vale, vale, siéntate y nos tomamos otra copa.
-De acuerdo.

Nos sentamos en el sofá y empezamos a hablar. Eduardo muestra mucho rencor, yo no le interrumpo pero veo que eso le pierde. Se lo toma todo muy a nivel personal y esa es su debilidad.

Me cuenta que cuando se fue de la casa de sus parientes en Andalucía se puso a trabajar para pagarse los estudios. Tiene un olfato muy bueno para esas cosas y rápidamente influía en las personas y hacía que confiaran en él.

Sigue sin decirme cómo consiguió su primer dinero pero hoy no quiero preguntar más, ya me lo dirá y lo del pelotazo en bolsa, ya veré cómo consigo que me diga exactamente cómo lo consiguió.

Cerca de las 3 de la mañana, decido marcharme a casa ya que veo que Eduardo ha dejado de hablar de sí mismo y sus logros. A lo mejor instando a que hable de sí mismo, como es tan orgulloso, podré averiguar algunas cosas más.

Capítulo veinte

SANDRA

Han pasado 3 meses desde que David se ve con Eduardo. Nuestra relación no es lo que yo esperaba al principio. Le quiero mucho y yo sé que él a mí también pero tenemos ese pequeño escollo que pasar todas las semanas. Intentamos no hablar del tema pero cuando se marcha a casa de Eduardo no puedo evitar sentirme mal. Sé que lo hace por su bien y por el de la empresa pero la mirada que me dirige todos esos días antes de partir, me rompe el alma.

No parece que haga demasiados progresos, por lo menos eso es lo que me dice a mí. Algo ha averiguado pero sigue sin saber cómo consiguió ese primer capital que es el que luego invirtió en bolsa. A partir de ahí, David ya sabe lo que pasó, Eduardo se lo ha ido contando pero aún no le ha dicho lo más importante. Yo dudo de que pueda aguantar mucho más. Nuestra relación se está deteriorando. Necesito darle un empujón al tema. Voy a pensar cómo lo hago, no soy una cobarde, tengo un plan.

DAVID

Joder, tres meses ya y aún no sé nada definitivo. Cada vez que me marcho de casa para ir a ver a Eduardo, veo en la mirada de Sandra una tristeza que me desarma. Debe quererme muchísimo para aguantar lo que está aguantando. Pobrecita, sin quererlo ni beberlo, está metida en un lío que sólo yo he provocado. Creo que mi paciencia con Eduardo está llegando a su límite, no voy a poder hacerlo por mucho más tiempo.


La relación con Sandra se está deteriorando, lo veo en el día a día. Antes se la veía más feliz y ahora, no la veo como antes y es que no sé qué hacer. La quiero tanto, no podría levantar cabeza si ella decidiera dejarme. No puedo vivir sin Sandra.

Capítulo veintiuno

SANDRA

He urdido un plan, no se lo pienso contar a David, quiero que sea una sorpresa, necesito desenmascarar a Eduardo y si David no lo está consiguiendo, seré yo la que lo haga. No aguanto más esta situación.

Eduardo viene a la tienda por lo menos una vez cada dos semanas, se reúne con el encargado de la tienda y pasan un par de horas viendo las ventas, los libros y cosas por el estilo.

Mi plan tiene que ser muy sutil o se enterará de lo que estoy planeando. Según mis cálculos tiene que pasarse hoy.

He traído de casa un laxante fuerte que pienso echarle en el café a Antonio, el encargado. Llevo tiempo vigilando lo que hace en su oficina y más o menos sé donde guarda todo, quiero sustituir a Antonio en su reunión con Eduardo y de ahí el segundo paso de mi plan.

Voy a la sala de espera que tiene la tienda. Disponemos de un salón que está enfrente de los vestuarios y es donde los acompañantes suelen esperar a que las otras personas se prueben conjuntitos sexys, ropa interior, disfraces y cosas por el estilo. En esta sala hay unas máquinas expendedoras de refrescos, agua y café. Además hay una pantalla de 56 pulgadas que constantemente emite vídeos de Victoria’s Secret. Es una sala muy relajante.

Cojo un par de cafés, uno para mí y otro para Antonio. Sé cómo lo toma y le introduzco el laxante. Voy hacia donde está él.

-Hola Antonio, pensé que te apetecería un café.
-Gracias Sandra, me encantaría. Estoy súper liado, en un rato viene Eduardo y me falta cuadrar unas cosas, me estoy volviendo loco, no encuentro una partida.
-¿Quieres que te ayude?. Ahora mismo la cosa está floja.
-Pues no me vendría mal, ven y te explico lo que estoy buscando.

Le entrego el café y me siento a su lado. Antonio se bebe el café con ganas, pasa varios minutos explicándome que tiene que encontrar una partida de 5.000 euros de una transferencia que hemos recibido pero no corresponde a ninguna factura de venta concreta. En el recibo del banco no figura quién la envía y antes de tener que pedirle al banco que lo rastree, piensa que puede encontrarlo.

No han pasado ni 10 minutos cuando se empieza a poner verde.

-Dios, me están dando unos retortijones que me muero.
-Ve al baño, es lo mejor
-Sí. Sigue tú, a ver si lo encuentras.
-Claro

No me concentro lo suficiente para descubrir el fallo, estoy pendiente de Antonio, de si vendrá recuperado o no. En esto le veo asomar por los baños. Viene hacia mí, aún está verde.

-Sandra me voy a casa, estoy fatal, no sé lo que me pasa. Dile a Eduardo lo que me pasa y que ya nos veremos otro día.

Se retuerce del dolor mientras le digo que se marche, que no se preocupe por nada que yo lo tengo todo bajo control.


DAVID

Le pasa algo a Sandra, anoche estaba relajada, como decidida. Además usamos el arnés con polla y me penetró. Fue una experiencia grata, qué digo grata, fue alucinante. Me lo propuso ella y no me pude negar. Que todo su cuerpo me pertenezca y que ahora todo el mío le pertenezca a ella también, eso es lo más. Nuestros cuerpos son el mismo cuerpo.

Al principio le pareció raro, que ella fuera la que embistiera pero enseguida cogió el ritmo. Tengo el ano ya hecho por las penetraciones de Eduardo y no me causó dolor ni nada y eso que la polla del arnés es de tamaño XL, cuando la compró Sandra se lució.

No se puede comparar con una penetración de pene pero son cosas diferentes, deseos diferentes. Desde luego lo que pasa con Eduardo es puramente físico pero con Sandra hay amor y se nota.

Después la penetré yo, está ya tan hecha a mí que apenas nos hace falta lubricantes ni tonteo. Vamos al grano, los dos queremos corrernos juntos y disfrutar del placer que nos damos.

Pensando en ella me pongo a mil. No puedo distraerme ahora, tengo una reunión importante en menos de 5 minutos. Tendré que dejarlo para después, luego la llamaré a ver si hacemos lo del sexo telefónico. Si se mete en los baños de la tienda…. Mierda David, quítate esos pensamientos de la cabeza que ahora no estás para recibir a nadie empalmado.

Capítulo veintidós

SANDRA


Pobre Antonio, le he hecho una faena pero necesito estar a solas con Eduardo para que mi plan salga adelante.

Estoy en el despacho y miro cómo lo voy a hacer. El portátil tiene cámara para grabar. La enciendo y me veo a mí misma en la pantalla, bien. Me aseguro que está grabando y minimizo la imagen.

Observo que el aparato no dé señales de que está grabando, no hay ninguna luz roja. Aparentemente está en stand-by.

Miro los papeles que hay en la mesa, está todo ordenado. Falta averiguar lo de la partida esa de los 5.000 euros. Voy a pedirle ayuda a Eduardo, a ver si consigo grabar lo que tengo en mente.

Más o menos 40 minutos después de marcharse Antonio, llega Eduardo.

-Hola Sandra, ¿Qué haces aquí en el despacho?
-Buenas Eduardo, Antonio me ha pedido que le eche una mano con una cosa y después se ha sentido indispuesto y se ha tenido que ir a casa. Como ahora la cosa está floja, he decidido seguir buscando lo que me ha pedido.
-Espero que no sea nada. ¿Qué te ha pedido que busques?
-Pues hay una transferencia recibida de 5.000 euros y no encontramos a qué corresponde, no hay ninguna factura concreta que la respalde.

Eduardo se pone de varios colores. Madre mía, ¡voy a tener hasta suerte!. Yo pensaba otra forma pero por su reacción me doy cuenta de que hay gato encerrado.

-¿Qué es lo que has revisado?
-Todas estas partidas- y le enseño un montón de folios.
-¿Quién es el remitente del dinero?
-Ese es el problema, no indica quién hace la transferencia y antes de pedirle al banco que lo rastree, Antonio me ha dicho que prefiere buscarlo él.
-Menos mal- dice Eduardo con un hilo de voz. Creo que piensa que no lo he oído.
-Bueno deja eso. Yo sé de quién es el dinero y lo arreglaré luego. Ahora vuelve a tu puesto.

No, no me puede echar ahora que tengo un plan.

-Eduardo, te quería hacer una pregunta.
-Dime.
-Me da la sensación de que no te ha gustado lo que ha pasado, ¿tengo razón?
-Preguntona como tu novio
-¿A qué te refieres?
-Vamos Sandra que no me chupo el dedo. Me imagino que David te habrá contado todo lo que pasa.
-No sé a qué te refieres.
-¿No?. Pues va a ser que no te creo.
-Sigo sin saber a qué te refieres.
-¿Qué crees que hace David todos los jueves por la noche?
-Trabajar
-Pues no, se ve conmigo. Por lo visto no le das lo suficiente y necesita más, mucho más.
-No te creo. David tiene suficiente conmigo y además me quiere.
-Créetelo o no, haz lo que quieras pero el próximo jueves cuando llegue a tu casa, huélelo. Olerá a sexo. Puro sexo y además del bueno.
- Eso son tonterías, no te creo y además me parece que estás muy alterado por lo que ha pasado. Has cambiado de color cuando te he dicho lo que pasaba. Seguro que si indago un poco más encuentro algún chanchullo.

Eduardo se pone rojo como un tomate confirmando mis sospechas. Ese dinero no es de la empresa. Seguro que es un pago de algún chantaje o algo y se han equivocado al ingresarlo. Será tonto el que lo haya hecho. Todo el mundo sabe que los chantajes, sobornos, comisiones y demás se pagan en sobre como lo de Bárcenas.

-Con que no me crees, pues ven y te lo muestro.

Le sigo a una pequeña habitación que está dentro del despacho. Normalmente es donde dejamos los abrigos y bolsos. Tras una de las estanterías, observo que hay una especie de panel que Eduardo retira.

Hay una pequeña caja fuerte, la abre y retira algo de su interior.

-Toma, ponlo en el portátil y mira.

No me lo puedo creer, seguro que son las imágenes de David. Me lo está sirviendo en bandeja sin tener que poner en práctica mi propio plan. Eduardo está muy afectado. Normalmente es un tío muy serio y frío. Hay algo que lo ha desbordado.

Cojo el pen drive y lo meto en el portátil no sin antes pasar el contenido del mismo a una tarjeta de memoria que había introducido yo en la ranura antes para poder llevarme lo que hubiera grabado la cámara. Se está grabando todo.

Efectivamente es la grabación de David en esa primera noche. No hay audio pero se ve perfectamente cómo lo hacen. La verdad es que me afecta. Me lo había imaginado pero no era así. David muestra cara de placer en vez de dolor. Esto no es bueno.

Tengo que reaccionar como piensa que lo haré Eduardo. Me quedo blanca. Eduardo sale de la habitación con una gran sonrisa al ver mi expresión.

-Me crees ahora.
-Sí- consigo decir con un hilo de voz entre cortada.


DAVID

Por fin termina la reunión, estoy reventado. Me gusta lo que hago y aún me quedan unos meses para decidir si sigo o no. No quiero tomar esa decisión.

Suena mi teléfono, es Sandra.

-Hola preciosa
-Hola guapo. Tengo algo que decirte
-Pues dime
-Es largo y complicado pero te puedo adelantar que ya tenemos a Eduardo
-¿Qué?
-Lo que has oído. Tengo pruebas y además tengo tu vídeo.
-¿Qué dices?, ¿cómo?
-Esta noche te lo cuento pero hay que tener cuidado.


Sandra cuelga, parece que no puede hablar más o alguien la está escuchando. Madre mía. ¿Cómo lo habrá hecho?. Necesito hablar con ella. Miro el reloj. Falta poco más de una hora para que acabe su turno. Yo me voy ya. No podría trabajar ahora. No le diré nada a mi tío hasta saber qué tiene Sandra. ¿Es posible que esta maravilla de mujer, me haya sacado las castañas del fuego ella sola?

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